TRASTORNO DISFÓRICO PREMENSTRUAL

Es una prolongación grave, a veces discapacitante, del síndrome premenstrual, implica síntomas de ánimo y ansiedad que están claramente relacionados con el ciclo menstrual, con inicio en la fase premenstrual y un intervalo libre de síntomas después de la menstruación, causa irritabilidad severa, depresión o ansiedad durante una o dos semanas antes del inicio del período menstrual. Los síntomas suelen desaparecer dos o tres días antes del inicio del período menstrual, estos síntomas deben estar presentes durante la mayoría de los ciclos menstruales durante un año.
Causa malestar clínicamente significativo con notable deterioro de la actividad laboral o social. El trastorno puede comenzar en cualquier momento después de la menarquia; puede empeorar a medida que la menopausia se acerca, pero cesa después de la menopausia. La prevalencia se estima en 2 a 6% de las mujeres que menstrúan en un intervalo dado de 12 meses.
Entre los síntomas más relevantes están los siguientes: irritabilidad o enojo que perdura y puede afectar a otras personas; sentimientos de tristeza o desesperación, e incluso intenciones de suicidarse; sensaciones de tensión o ansiedad; ataques de pánico; cambios de humor o ataques de llanto frecuentes; falta de interés en actividades o relaciones cotidianas; problemas para pensar o concentrarse; cansancio o poca energía; antojos de comida o trastorno alimentario compulsivo; dificultades para conciliar el sueño; sensación de estar fuera de control; síntomas físicos, como cólicos, hinchazón, sensibilidad en los senos, dolor de cabeza y dolor articular o muscular.
El tratamiento apunta a prevenir o minimizar los síntomas y puede incluir lo siguiente: Reducir el consumo de cafeína, evitar el alcohol y dejar de fumar, comer comidas saludables con ingredientes de todos los grupos alimenticios, reducir el consumo de alimentos salados o con azúcar, también ayuda dormir lo suficiente y usar técnicas de relajación, como la meditación y el yoga. Siempre que puedas, evita los desencadenantes emocionales y de estrés, como discusiones por problemas económicos o familiares, y efectuar más actividad física también pueden ayudar a aliviar los síntomas, en ocasiones el trastorno disfórico premenstrual puede ser lo suficientemente grave como para que algunas mujeres consulten al médico sobre sus opciones de tratamiento farmacológico.
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